He aprendido a escuchar
  
la soledad mientras oía,
  
como medraban fértiles
  
las esporas del silencio,
  
bajo las ramas torcidas
  
de los coloridos rosales.
  
En un simple descuido
  
oliendo las fragancias
  
de rosas aterciopeladas,
  
entre invisibles espinas
  
dejé jirones de mi piel
  
por donde mis arterias
  
semejando alquitaras
  
a gotas se desangran.
la soledad mientras oía,
como medraban fértiles
las esporas del silencio,
bajo las ramas torcidas
de los coloridos rosales.
En un simple descuido
oliendo las fragancias
de rosas aterciopeladas,
entre invisibles espinas
dejé jirones de mi piel
por donde mis arterias
semejando alquitaras
a gotas se desangran.
Que culpa tiene la rosa
si yo soy el descuidado.
si yo soy el descuidado.


2 comentarios:
Más que hermosos, Salvochea. Especialmente los dos últimos versos "qué culpa tiene la rosa si yo soy el descuidado", hay que leerlos y releerlos.
Muchos besos desde Villafranca, donde el calor de junio ya está despertando.
Aprendiendo del silencio,
es este un magnífico maestro.
Muy bellos versos
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