domingo, 13 de enero de 2013 | By: Paco Lainez

Tierra dolorida


 Camino al mar

Soy, la senda que pisas

y el mar en que te bañas.

Soy, el aire que respiras

en las empinadas brañas.

Soy, ese río que empapa

la tierra que te sustenta.

Soy, polvo de los surcos

que roturaban los bueyes.

Soy, el estampido lejano

del trueno en la montaña.

Soy, aldeano del asfalto,

señorito de los muelles.

Soy, marinero en la sierra

y labrador de los mares.
 Camino

Soy, salteador de haciendas,

recaudador de caminos.

Soy, urbanita en las eras,

barquero en los albañales.

Soy, trovero de sacristía,

sacerdote de los casinos.

Soy, alcalde yonkyadicto

al buen comer y los vinos.

Soy, obrero de la fábrica

donde trabajan los reyes.

 Dunas


Soy, hoy, político burlador,

antes era ladrón honesto,

raro como los magnolios

que florecen en el desierto.

Soy, sutil grano de arena

de esta tierra irredenta,

de un país convaleciente

adonde vence la envidia

y donde el odio fermenta,

país que todos deshonran

sin miramientos ni ley,

mas leyes, para que leyes

que no respeta ni el rey.

Productos del parlamento

martes, 1 de enero de 2013 | By: Paco Lainez

Vértigo



Cada mirada se fundía

en un crepúsculo irreal,

en una alborada etérea,

embolicado reflexionaba

en que amé ciegamente:

el aroma que desprendías,

cada pliegue, cada rincón

de tu cuerpo celeste,

ese roce mágico y sutil

de tus manos peregrinas,

cuando acariciadoras

recorrían los sinuosos

relieves de mi orografía,

ese ardor de tu vientre

apegado a mi espalda,



aquellas dunas desiertas

de tus senos livianos,

senos que semejaban olas

cuando agitados oscilaban

como una marejada.

Pero sobre todo eso amé

aquello que ahora añoro

pese a todas mis veleidades:

la ofrenda incondicional    

de un corazón sublime  

que era el mar de sus bondades.

Aquellos tiempos lejanos

en que nos entregábamos

temerosos, furtivos,

al arrebato de los deseos,

allí, en el presbiterio

íntimo de tu alcoba,



bajo el dosel de tu lecho

ambos nos ofrecimos,

como en un altar común

la ofrenda de los cuerpos

y la comunión del alma.

Perdido ese tacto suave

aterciopelado de tu piel,

liberado de los grilletes

férreos de tus piernas

que ataban mi cintura,

náufrago a la deriva

buscando otra aventura,



que me lleve a la catarsis

y ya purificado pueda

liberarme de la adicción

de libar cada día el néctar

que rezuman tus poros,

encuentre otra morada

otra piel que sea mi norte,

que la estela de mi vida

pueda iluminarla otro faro,

otro delirio que me saque

de este desolado letargo

en que estoy sumergido,

otra ardiente pasión

que ofrezca un refugio

donde llorar este dolor

y lamer este desamparo,

para huir del vértigo

eterno de tu ausencia.


2013

   

Ponferrada
                                                          

           

Bienvenidos

al

2013