lunes, 29 de agosto de 2011 | By: Paco Lainez

Devuélveme


Devuélveme

la noche en un suspiro

que sin ella no soy nada

y me siento perdido

confuso y desvalido.

La noche es apenas

breve tiempo de misterio

y tinieblas que nos aísla, 

cuando la madrugada

centinela la encuentra

sorprendida, desvelada.

Ese halo que la envuelve

le da sentido a mi vida,

esa paz, esa quietud

son mis fieles amigas.


Devuélveme su sombra

que es mi pasión vivir

bajo su farol apagado,

aluzado por la Luna

a su regazo abrazado,

su silencio, su soledad

son los únicos aliados,

los únicos compañeros

en las horas de desvelo

que me brindan consuelo.


Detenla, que no se aleje,

detenla que no se aleje

que me da miedo perderla.

Mientras lees unos versos

estas soñando despierto,

ella descansa yacente

serena como mar sin olas

con la marea encalmada.


Devuélveme la noche

con su sombra valedora,

que vivo para gozarla

y no deseo que retorne

la mañana con su aurora.

viernes, 19 de agosto de 2011 | By: Paco Lainez

Que hacer


Que hago ante la belleza

lábil, de tu piel nacarada,

solo puedo abandonarme

a la marea encalmada,

al suave vaivén de olas

que me lanzan a tu orilla,

si tus ojos me incitan

con su vivaz mirada.

Que hago con tus brazos

a mi cuerpo enredados. 

Ya deshojada de pétalos

la gentil rosa de tu boca,

que hago con los besos

que mi boca delineaban,

si esos labios codiciosos

como heridas sellados 

 a tu boca me ataban.


Que hago con tu mirada

azul como mar serena,

mirar de alma perdida

que vaga en soledad

como un alma en pena,

que hago con tu mirada

en mis ojos prendida,

porqué algo tan bello

debía de morir nunca

pregunta ella dolida.


Como resistiré el embate

de la sangre que hierve,

que por mis venas late,

sabedor que tu ausencia

será siempre inmortal,

sempiterna penitencia.


martes, 9 de agosto de 2011 | By: Paco Lainez

...melancolía


 
El crepúsculo se oculta

ya muere el día, oscura,

llega la noche y llega

cargada de melancolía.

 

Mil alaridos resuenan

en los alcores del alma,

bramaba a gritos por ti

desde aquella lejanía.

 

Atardece y llevo conmigo

todo el dolor del olvido,

las aguas del río se tiñeron

con la sangre de mi herida.

 

Como supo esa aflicción

la senda que la llevaría,

tantas almas por buscar

y vino a dar con la mía.


Yo, que sueño las voces

de las olas de tus mareas,

en los rápidos del rió

que corre entre las hoces.

 

Yo, que sueño las umbrías

sendas de las arboledas,

con las sombras encaladas

de tus angostas callejas,

 

yo, que sueño el horizonte

celeste de tus azoteas,

desde las elevadas cimas

cuando la aurora azulea.

 

Como evitar que pueda

poco a poco vencerme,

cuando se marcha el día

como evitar que se llene

mi alma de triste…