martes, 3 de enero de 2012 | By: Paco Lainez

Punto y final


 Entrevelados sueños



 Entre velados sueños sentí
la opresión del abrazo
traicionero y glacial
de la parca temida,
soñé, que venía a cobrar
viejas deudas de mi vida.
Mas sin saber porqué,
sin aparente razón
tal como vino se fue.
No me dio más valor,
tampoco me dio más miedo
la cercanía de la muerte,
solo me hizo sentir
que ahora bajo su sombra
soy un hombre más fuerte.
Sé que un día volverá, 
cauto estaré a la espera
bajo la fría madrugada,
descansando en mi hogar,
o en la playa paseando.
Saber que ha de llegar
era algo, entrevisto, lejano,
ahora que ya pasaron
los fríos y largos inviernos
y tantísimas primaveras.
Ahora que ya nos miramos
de frente y ambos rehusamos
sabiendo que al final un día
el destino ha de juntarnos,
si no en un cercano presente
será, en un futuro no lejano,
prevenido, sereno caminaré
cuando me tome de la mano.
Cuando llegue la siega
y a segar mi tallo venga
tan solo le pediré:
hazlo si lo has de hacer
sutilmente, como se toca
la tersura de una mariposa,
o con esa delicadeza
con que se poda una rosa.

Estuve días hablando
cara a cara con la muerte,
mas se bien que de los dos
ella es sin duda más fuerte.
Pero… hay quien ya la venció
quizás también pueda yo
hacerle un quiebro, burlarla,
si me sonríe la suerte.