lunes, 27 de mayo de 2013 | By: Paco Lainez

Subí

                                                                     Los Aquilianos


 
He subido los senderos

mientras dormían los sueños,

crucé bosques silenciosos

donde batía la enramada,

sutil, como una letanía

oyendo los chasquidos

del follaje al quebrarse

por el peso de la nevada.

Y allí en las altas cumbres

donde arrecia la tormenta,

donde rompen los truenos

que deslumbran la noche,

                                                                       Campo del agua


allí he subido hoy, despacio,

hasta los elevados neveros

hollando la nieve impoluta,

a escuchar la voz del viento

una voz que me silba,

que susurra ensoñaciones,

una voz que te atrae

con un silbo de milenios,

que recorre buscándote

las frondosas arboledas

para hablarte acariciante

del cántico de la brisa,

de los llantos del agua,

de un silencio cambiante

que nace y vive y muere

donde da la vuelta el aire,  

un silencio hecho solo

para quien vive de sueños.



 La Aquiana


Hoy he subido hasta allí,

a esa vastedad nívea,

sin caminos ni senderos

para poder embriagarme

de ausencia y soledades,

y sumido en el virginal

mutismo de esa alborada

que ahora va rompiendo,

respirar ese hálito puro

que te hiela la garganta

y acuchilla los pulmones,

subí, oyendo como cruje

la escarcha bajo las botas,

como un crujir de ramas

mientras la aurora fría

bajo una bóveda de añil

su áurea luz derrama.



El Morredero
domingo, 5 de mayo de 2013 | By: Paco Lainez

Luna de sueños



La Luna hoy no brilla en tus ojos 
y esas nubes grises no la dejan lucir,
para que vuelvas a creer en los sueños
retorna para mirarte esta noche en ella
y frente al espejo donde reverbera
de nuevo, abandónate y déjate seducir.
Si ves que es capaz de fascinarte  
en ese leve intervalo orquestado
por los dioses para vivir los deseos,
ese instante cuando cae la noche
y su brillo de plata refulge
destellando en las pupilas de tus ojos,
soñaras que la marea del tiempo
te llevó arrastrando al embarcadero
adonde espera atado tu barco de papel,

un navío que impulsado por el viento…
te llevará a surcar oníricos océanos.




Después de semejantes travesías
ya puedes regalar los sueños
que ensimismaban tus madrugadas,
solo podrás seguir la estela de las aguas
que deja tras de sí la nave de la vida.
Tras esos surcos de sueños verás
de nuevo la Luna reflejada
sobre las aguas de tu universo
y tus ojos reirán rielando encandilados.