viernes, 17 de junio de 2011 | By: Paco Lainez

La primera vez


Volviste con el Levante

un día al nacer el alba,

de pétalos cubriré

niña, tu desnudez malva.

 

Pétalos bajo tus pies

para recibirte amada,

recuerda mi corazón

tu sonrisa enamorada,

color de rubí el carmín

de tu boca deseada.


Soñé olor de jazmines

los paseos y las fuentes,

soñé aquellos jardines

y tus besos adolescentes.


Por el túnel de las rosas

paseamos enlazados,

besó tu boca mi boca

bajo el farol apagado,

dulce como la miel dulce

así sabían tus labios.


Recuerdo que fue esa noche

la primera vez que tuve

tus senos entre mis manos,

esa fue la primera noche

que los besaron mis labios.

 

Hubo otros abrazos, otros besos

pero lo que yo sentí esa noche,

jamás, jamás volví a sentir eso.

De mi libro: Poemas del Mentidero
martes, 14 de junio de 2011 | By: Paco Lainez

Aprendiendo


He aprendido a escuchar

la soledad mientras oía,

como medraban fértiles

las esporas del silencio,

bajo las ramas torcidas

de los coloridos rosales.

En un simple descuido

oliendo las fragancias

de rosas aterciopeladas,

entre invisibles espinas

dejé jirones de mi piel

por donde mis arterias

semejando alquitaras

a gotas se desangran.



Que culpa tiene la rosa

si yo soy el descuidado.

viernes, 3 de junio de 2011 | By: Paco Lainez

Esbozos del barrio

Plaza del Mentidero

Tuve un cielo añil

y un barrio radiante

de níveas fachadas,

adonde reverbera

la magia seductora,

la luz embriagadora

de sus casas encaladas.

Tuve un cielo azul

y un parque sublime

con piso de albero,

Parque Genovés

un teatro abierto

donde cada noche

danzan bailarines

plateados luceros,

un estanque, patos,  

umbríos rincones

y una fuentecilla

de niños llorones.

Un mirador al mar

de piedra ostionera*

y puente de madera,

Fuente de los niños

desde donde fluye

una sutil catarata

a la exigua alberca.

Una ventana al mar

que me concedía,

el fastuoso paisaje

de su divina bahía.

Un balcón al mar

sobre la cascada,

debajo una gruta

de piedra dorada*,

adonde se ocultan

para ceder sus besos

tiernas enamoradas.

Mirador, cascada y gruta

Desde mi azotea

calcinada de Sol, veo,

sus torres miradores,

airosas espadañas,

desde mi azotea

bañada de Luna,  

escucho en la noche

el silbo del viento

y el batir violento,

feroz de la marea.


Azoteas

* La piedra ostionera característica 
   de la ciudad es de color dorado