viernes, 28 de diciembre de 2012 | By: Paco Lainez

Valle del Silencio



Oh, Valle del Silencio, tu,

que guardas los secretos

de Genadio al peregrino,

aquel que llega cansado

y bebe, ávido del arroyo

que fluye bajo su morada

y capitula ante tu belleza,

claudicando a tanto sosiego

y al verde de la fronda

que abarca con su mirada.


Valle que vive a la sombra

almenada de los Aquilianos,

tu, Valle del Silencio,

valle donde nunca callan

los murmullos del agua,

cercado por las nieves

de los duros inviernos, 
valle donde medran

los bosques ancestrales

de castaños y robledales

y te asombra que luzcan

los cerezos floridos

cada nueva primavera.


Tu, Valle del Silencio
con tu hermoso anfiteatro
de montañas milenarias,
tierra de lobos y jabalíes,
tierra de zorros y corzas,
eres vigía de los regatos,
riachuelos y fríos veneros
que amamantan el Oza.


jueves, 13 de diciembre de 2012 | By: Paco Lainez

Balcón a los sueños


Abrí, un anochecer abrí
un balcón a los sueños
expectante, ilusionado,
cada madrugada recibí
mil inesperadas visitas,
más ninguna adivinó
mis utopías, mis delirios.


Sin fe, desesperanzado
hube de partir tras ellos,
cargando una mochila
de ensueños y quimeras,
en un viaje sin destino
por ser este inesperado,
un viaje a un universo
donde reinaba la bruma.


En ese feudo encontré
un lugar adonde nunca
oyeron hablar de sueños,
un sitio adonde nunca
antes nadie había soñado,
un paraje donde nunca
se abrieron los balcones,
para que pasasen libres
los sueños, las ilusiones.


En ese ambiente sombrío
te ahogaba la atmósfera
de opresión y penumbra
de esa tierra inhóspita
y opté por desterrarme
de ese rincón tenebroso,
adonde sus habitantes
viven con el alma vacía,
quedarme para qué,
sabiendo como sabía
que allí jamás soñaría.


lunes, 3 de diciembre de 2012 | By: Paco Lainez

La vida



Quiero llevarme la vida,
adonde se cuelgan los sueños,
olvidarme de sus miserias,
ganar al tiempo esa partida
ser el dueño de mi vida.

Vida llena de recelos
que no colma mis anhelos,
solos tu y yo amada,
una vida sin mentiras
sin infiernos y sin cielos.




Así es la vida que quiero
una casita en el monte,
donde se vea la luna
donde habiten los luceros.

Donde la vida sea vida
donde resuenen los truenos,
donde el relámpago alumbre
donde pueda ver la nieve
que pervive en los neveros.




Escuchando  cada noche
sentados allí al sereno,
el suave murmullo del agua
jugando por los regueros.

Oír en la lejanía
como suena la berrea,
y cuando aúllen los lobos
ver como se prepara
para proteger el rebaño
el mastín a la pelea.

Solos tu y yo amada
una casita pequeña,
cuatro cositas de nada
un buen fuego y buena leña.



sábado, 17 de noviembre de 2012 | By: Paco Lainez

Bierzo


Estoy atado a esta tierra,
al silencio de sus valles
y a sus elevados montes,
a sus bosques centenarios
de castaños y de robles.

Estoy atado a esta tierra
y al frío de sus inviernos,
a sus calurosos veranos,
a sus cobrizos otoños
y sus bruñidos neveros.

Estoy atado a esta tierra
y a sus bellas primaveras
cuando brotan los cerezos,
a las hoces de sus arroyos
y sus empinados senderos.

Estoy atado a esta tierra,
a la sinfonía de sus ríos
y a sus pueblos de piedra,
a sus tejados de pizarra
y sus balcones de madera,


Cuando a ti me declaro
contándote mis desvelos,
viene a decirme la mar,
que se le agitan las olas
excitadas por los celos.
viernes, 9 de noviembre de 2012 | By: Paco Lainez

El niño




Mientras el niño dormía
una mariposa blanca
se posaba en su almohada,
con las sombras de la noche
su resplandor luminiscente
hacía irradiar su cara.
En sus labios se dibujaba
una sonrisa de nácar,
en tanto una luna llena
de los aleros colgaba,
aluzando la madrugada
de vieja plata labrada.



Los caminos del agua

  
Los caminos del agua, son para mí, todos esos ríos,
arroyos, regatos, todas esas pequeñas corrientes,
sonoras, cantarinas, que escuchaba cual concierto
cuando recorría las sendas, los caminos de esta hermosa tierra:
El Bierzo.


                   


 Este libro (como los anteriores) es un canto
al amor, a la naturaleza (al Bierzo) y por supuesto a ese lugar donde se hunden las raices de mi infancia y adolescencia, Cádiz.
  
Digamos pués, que este libro es, una declaración de amor.
Hablando de este, quiero dedicarselo por todo el amor que me dá ( y por su paciencia, infinita),
a María Encina, mi esposa y a mis hijos Fran y Suso.
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 Después de terminado este libro ( aunque hay incluidos dos o tres poemas posteriores) y antes de llevarlo a la imprenta, me fue diagnosticada una enfermedad con la aún ando luchando.
Hay un poéma intercalado entre los demás, totalmente identificable, con el que trato de enfrentarme a la enfermedad, con él, quiero dar ánimos a todos aquellos que como yo, sufren cualquier enfermedad, porque el estado ánimico para enfrentarla es muy importante.


Quiero aprovechar estas modestas páginas para dar las gracias a :

los cirujanos, anestesistas, psiquiatras, enfermeras y auxiliares, en definitiva a todo el personal del Hospital de El Bierzo, que con con su ayuda y su apoyo constante, hicieron que mi estancia hospitalaria fuese más llevadera.




 Una vez publicado “Los caminos del agua”, quiero continuar un camino interrumpido involutariamente, olvidar malos momentos, olvidarme del pasado y mirar confiado "solo" al presente. Y seguir publicando mis sueños en mi viejo blog.

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Todos o casi todos los poemas del libro
han sido publicados en este blogs. 
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Índice


Los caminos del agua
El río
Tierra dolorida
Esbozos del barrio
Nacer
Si supieras
Aprendió…
Dama
Devuélveme
Estrecho
Sarmiento
Centauros
Embozada
Espinas y labios
Hoy como ayer
¿Diferentes?
Velas
Acudirán…
Río Oza
Mis eternidades
Bamboleo
 ........................................................................
Nocturno
Hoy
Corazones de piedra
Ensabanado
Ausencia
En el valle
Retorno
Árboles
Reinventarse
Luna
Ninfa
Tarambana soñador
Evocaciones
Semilla
Morar en tí
Soñarte…melancolía
Con el Otoño
Partir
Sobre tu lecho
Locura
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Púrpura
La cama
Silba…
Velados sueños
Que duro es…
Dime mujer
Deseo
Vientre fértil   
Deprisa, deprisa
Que hacer  
Carámbanos 
Viento aullador
En la casa del dolor
Nevando
Los Doce Apóstoles
Cádiz
martes, 3 de enero de 2012 | By: Paco Lainez

Punto y final


 Entrevelados sueños



 Entre velados sueños sentí
la opresión del abrazo
traicionero y glacial
de la parca temida,
soñé, que venía a cobrar
viejas deudas de mi vida.
Mas sin saber porqué,
sin aparente razón
tal como vino se fue.
No me dio más valor,
tampoco me dio más miedo
la cercanía de la muerte,
solo me hizo sentir
que ahora bajo su sombra
soy un hombre más fuerte.
Sé que un día volverá, 
cauto estaré a la espera
bajo la fría madrugada,
descansando en mi hogar,
o en la playa paseando.
Saber que ha de llegar
era algo, entrevisto, lejano,
ahora que ya pasaron
los fríos y largos inviernos
y tantísimas primaveras.
Ahora que ya nos miramos
de frente y ambos rehusamos
sabiendo que al final un día
el destino ha de juntarnos,
si no en un cercano presente
será, en un futuro no lejano,
prevenido, sereno caminaré
cuando me tome de la mano.
Cuando llegue la siega
y a segar mi tallo venga
tan solo le pediré:
hazlo si lo has de hacer
sutilmente, como se toca
la tersura de una mariposa,
o con esa delicadeza
con que se poda una rosa.

Estuve días hablando
cara a cara con la muerte,
mas se bien que de los dos
ella es sin duda más fuerte.
Pero… hay quien ya la venció
quizás también pueda yo
hacerle un quiebro, burlarla,
si me sonríe la suerte.