Aquel bastión
sutil alzado
oculto con tanto
misterio,
de un tiempo
narcotizado
que negó a
hombres y mujeres
del amor todos
sus placeres.
El deseo hacía de
mis días
que fueran
largos, eternos,
pero lejos de ti
las horas
eran un auténtico
infierno,
sentir el fuego
de tu cuerpo
era como caminar
descalzo
sobre las brasas
del Averno.
Si tu cuerpo era
pecado
mi pasión
abrasadora
me incitaba a ser
pecador,
anhelando
atormentado
que apasionada
cedieras
y convertirte en
seguidora
de mis creencias
fundadas
de ganarnos la
otra vida,
idolatrando núbil
vestal,
fundiéndolas en
una sola
como una colada
candente
nuestras efigies
pecadoras,
en ese volcánico
crisol
de los lienzos de
tu lecho.
Quería perecer
atrapado
en tu tupida
enredadera
escalando sobre
ella,
para asaltar ese
baluarte
misterioso y
atrayente
de fémina
transgresora.
Ay, como soñaba
recorrer
tu abrupta
orografía,
del alminar de
tus pechos
a tus simas
abisales, todos
sus recónditos
caminos.
Ay, como soñaba
con beber
exprimiendo cada
día,
hasta la última
gota
de la exquisita
ambrosía
que manaba del
hontanar
de tus senos
alabastrinos.
Inútil tiempo de
tinieblas
con los deseos
amordazados,
por inquisidores
de púlpito
predicadores de
lo divino,
pecadores de lo
predicado,
años de vivir
corroídos
bajo el baldón
del pecado.
Inútil tiempo de
tinieblas
y deseos
amordazados.
2 comentarios:
Bellos, muy bellos tus versos, Paco Lainez, es hermosa tu inspiración.
Gracias.
Creo que te recuerdo, si no me falla la memoria, con otro nombre, bajo el pseudónimo de Salvochea.
Saludos desde Cantabria.
Ío
Qué bonito escribes Paco, unos versos muy apasionados que me ha encantado leer.
Un abrazo.
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