Fue
tan fugaz el verano
que
no sintió el agobio
pegajoso
del Levante.
Enrolado
en los cabellos
de
una niña de arena,
de
reír exuberante,
ojos... como de aguamarina
y
candorosas sonrisas.
Ay,
niña de arena y olas
cuantos
días buscando
sueños
en las cavidades
mágicas
de las caracolas.
Y
él, celoso de los vientos
que provocaban sus risas
que provocaban sus risas
cuando atrevidos la besaban
y
acariciaban con su brisa.
Absorto,
sentía su liviandad
de
ninfa sobre el agua,
hasta
imaginarla ingrávida
en
el tobogán de las olas.
Al finalizar el verano
en una fugaz despedida,
sus bellos ojos glaucos
denotaban tristeza,
Al finalizar el verano
en una fugaz despedida,
sus bellos ojos glaucos
denotaban tristeza,
besó sus párvulos labios
y él,
por vez primera supo
que
esos labios estaban
cargados
de promesas.
3 comentarios:
Las olas se mecen entre el sentir de su mirada, la brisa acaricia su piel y la arena bebe de su agua.
Felices vacaciones.
Un beso.
Precioso...
Un abrazo.
El primer amor es como el primer baño en el mar, siempre deja una sensación imborrable en la memoria de nuestra piel.
Muy bonito amigo.
Un beso.
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