Perdido
en la aurora
de
tus miradas.
Prisionero
irredento
de
tus noches.
Cautivo
en el lecho
de
tu vientre.
Prendido
en el ocaso
de
tus labios.
Uncido
al alféizar
de
tu boca.
Recluso
en el abrazo
de
tus piernas.
Esclavo
de la seda
de
tu almohada.
Inmolado
en el ara
de
tus senos.
Rehén
de los aromas
de
tu cuerpo.
Preso
en la luna
de
tus madrugadas.
Nómada
en el bosque
de
Venus.
Incinerado
en el cráter
de
tu volcán.
Soy,
adorador irreverente
de
todos esos matices
que
me tienen embolicado.
4 comentarios:
Qué delicia ser esclavo de la seda de su almohada, qué elegancia de versos, cómo me gusta saborearlos, un deleite para los sentidos.
Un beso.
Ciertamente,Paco, estoy con María, son de una elegancia y una belleza que rebosan sensualidad y delicia. Y las imágenes elegidas van a tono también, no sé si te pasará como a mí, que me tiro las horas muertas buscando la imagen que me parezca "justa", y puedo ver cien antes y, aunque sean parecidas, no son "ésa". Quizá sean ganas de perder el tiempo, o de emplearlo... yo qué sé.
Un abrazo desde Villafranca la calurosa.
embobado ha quedao el hablante de tu poema con tan hermosa musa descrita
bello poema
buen fin de semana
Intensamente sensual ... ¡Precioso!
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