La marea refluyó
en el mar de tus
ojos,
la brisa se llevó
las nubes que
oscurecían
la celosía de tu
mirar,
ahora liberados brillan
con un nítido azul
que hiere de
reflejos,
efímeros,
inciertos,
como fuego al
caer
sobre la mar
serena
cuando ronda la
noche
el púrpura del
ocaso
Irrumpe perfumado
ese tiempo de
silencio
que llenará las
horas
de vigilia, de
sueños,
cargados con los
olores
salinos de la
marejada,
o la dulzona
fragancia
que la Dama de Noche
airea cada
madrugada.
Invade mis
estancias
asaltando mi
lecho,
embriagando mi
almohada.
Mientras la
duermevela
me alejaba
horizontes
que ayer eran
cercanos,
cicatrizan las
heridas
que me dejaron
abiertas
los besos de tus
labios,
las caricias de
tus manos.
Ahora solo me
queda
un inmenso piélago,
una inalcanzable
orilla
entre las dunas
efímeras
de tus senos y tu
vientre
y los abruptos
arrecifes
de la amnesia y
el olvido,
del que contra mi
pesar
ahora me siento
cautivo
3 comentarios:
Una entrada muy bella, muy dulce, con unas letras sensuales, y las imágenes preciosas.
El horizonte se viste de caricias desde la mirada azul de sus ojos, el cielo por testigo y la brisa del mar que perfuma su cara.
Un beso.
Me ha parecido apreciar que son tres los poemas que nos regalas en esta entrada,y los tres son de una gran belleza lírica.
La nostalgia del amor,cuando el amor ya no está, es la base de la poesía lírica y aquí lo has demostrado con creces Paco.
Preciosos versos.Me gustaron un poco más los primeros,exquisitos.
Abrazos.
dulces versos de sensualidad escrita
un abrazo
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