miércoles, 20 de julio de 2011 | By: Paco Lainez

Botas



Has de saber por siempre

protectora compañera,

que tu serás para mi,

la última y la primera.

 

Que te podría decir

que tu no sepas de mí,

si a ritmo acompasado

desde el principio al fin,

 

si jornada tras jornada

paso a paso las veredas,

una vida entera juntas

las dos hemos andado.

 

Cruzamos fríos arroyos,

empantanadas veredas,

alfombrados senderos

y umbrías torrenteras.

 

Arrastramos el polvo

de soleados caminos,

descansamos unidas

en olvidados pueblos.

 

Hasta que un día al fin

de nosotros se olvidaron,

nuestras suelas gastadas

su debilidad mostraron.

 

Ya viejas, extenuadas,

juntas, sin un te quiero,

ni una triste despedida

nos tiraron al vertedero.


2 comentarios:

Jana la de la niebla dijo...

Ay, Salvochea, al principio pensé que era un poema de amor para quien lleva toda la vida contigo, así que al final me he quedado sorprendida. Lo he vuelto a leer, claro, y ¡qué sensibilidad demuestras cantándole a unas pobres botas! Si te cuento que yo, algún vestido al que he querido mucho, algún zapato también, ahí los tengo porque soy incapaz de tirarlos, es como tirar un trozo de ti. Suelo dejarlos para pintar, así no me siento "síndrome de Diógenes", les doy una nueva utilidad, pero me da tanta pena despreciarlos... Conservo un vestido que me compró mi padre cuando tenía 16 añitos, con él he pintado la casa, y mis zapatos de cuña ancha con los que podía bailar tan a gusto como si fuera descalza. Paranoias.
Muchos besos, Salvochea, feliz día de la Amistad.

Conchi dijo...

Jajaja, ayss, que me ha encantado las letras a las pobres botas, la verdad es que deberíamos de sentir pena por aquellas cosas que durante tiempo nos ha acompañado, y a veces cuesta desprenderse de algo ¿verdad?, de todas formas siempre le tenemos más apego a unas cosas que a otras de las que nos desprendemos, feliz semana y un abrazo desde el sur.

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