La cama es crisol de sueños
donde aliviar las heridas,
allí, en esa yacija soñé
pobre iluso, que era dueño
de los sueños de mi vida.
En ella pude recobrarme
de los avatares sufridos,
hasta suturar mi alma
bebí, el cáliz de tu elixir
paladeándolo con calma.
En ella soñé madrugadas
que me salvaron de la locura,
en ella soñé mis quimeras,
mis deseos, mis singladuras.
El lecho mi feudo ha sido
sobre él he gemido, sollozado,
amé, lascivo, concupiscente,
reí impetuoso, insconciente,
vi mis sueños realizados.
En el tálamo fuí fragua
para tu cuerpo acerado,
hasta claudicar exhausto
sobre el yunque maceado.
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